Evangelización

      sin Fronteras

  

1.

Dios hace una llamada de amor a cada una de nosotras.

 

2.

Cada persona es libre de decidir cómo responderle y por amor a Él acepta esta llamada entregando su vida.

3.

Como consecuencia este amor misericordioso cura, transforma y motiva.


4.

“No queremos ni debemos guardarlo para nosotras”.

(Papa Benedicto XVI)

5.

Entregamos nuestra vida en manos de Dios para una vocación misionera.


6.

En la clausura rezamos por todos los que ya no rezan, por los que no pueden rezar y por los que no tienen tiempo para hacerlo.

7.

Compartimos una vida sencilla de silencio, donde el amor de Dios a la humanidad se manifiesta en una comunidad.


8.

Con el único fin de dar gloria a Dios y transmitir esperanza al mundo.


Seguimos las huellas de nuestro Padre San Benito y nuestros Padres Cistercienses. 

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